INA
Era mi abuela. La mamá de mi mamá. La que ayudó a criarnos a mi hermana y a mí. Eso es lo que digo siempre cuando me preguntan por mi abuela.
Ina porque mi sobrina, de chiquita, repetía siempre lo que ella le decía "chiquilina" y solo llegaba a pronunciar el final "ina..".
Nos deseabas siempre amor, comunicación y comprensión a él y a mí. Yo te jodía siempre que tus cartas parecían dedicatorias de postales por lo poeticas. Hubieras sido excelente carpintera, cotizadísima decoradora e indiscutible abogada si hubieras nacido en otro momento y otro lugar. Pero naciste en las afueras de Fray Bentos, en la escuela donde solo se llegaba hasta tercer grado. Y entonces quisiste ir de nuevo a tercer grado. Y al año siguiente volviste a concurrir "para no olvidarte las cosas" y también para ayudar a la maestra.
Eran 12 hermanos, así que los vestidos de paseo se los turnaban entre ustedes. Cuando tu marido opinó que mejor tu hija no fuera al liceo "porque era para andar abrazada con los muchachos y conseguir novio", te le enfrentaste porque querías que ella sí pudiera estudiar. Una revolucionaria en su época la Ina.
Que bueno Ina que pudieras conocer a Joaquín antes de irte del todo.
Yo sé que desde algún lugar de allá arriba nos estas mirando. Y te debes de morir de risa con algunas cosas, con alguno de nuestros razonamientos, con algunas de las discusiones. Es bueno imaginarte por ahí caminando al fin sin dolores y quien te dice sino cortando algunas flores para acomodar en los floreros, o quizás también decorando las ensaladas antes de llevarlas a la mesa.
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