de la vida, del amor, de los recuerdos, de las cosas que me sorprenden día a día...

lunes, abril 03, 2006

Desafíos

Siempre me dió miedo la montaña rusa, la rueda gigante (vuelta al mundo, le dicen por aca), y las sillas voladoras. Siempre. Pero hoy decido subirme una vez más. Desde abajo, media hora de cola no parecen tan altas ni tan rápidas. Parecen el menor de los juegos mecánicos. Una sencillez para quienes no sufrimos de vertigo.

Y decido dejar mis miedos atrás y me subo una vez más.

No conté con el pequeño detalle de la fuerza centrípeta (o será centrífuga? nunca recuerdo) pero bien, es aquella que en definitiva empuja la silla hacia afuera. Y a mí con la silla. Y empiezo a entender el porqué de los gritos que se oían desde abajo. Y me acuerdo porque dije que no volvía a subir.

Cuando me doy cuenta del poco sentido que tiene todo esto, también me doy cuenta que faltan varias vueltas más. Falta mucho más.

Entonces, opto por la única solución posible, un poco menos vergonzosa que gritar como loca: cierro los ojos y me refugio en un recuerdo lindo, respiro hondo y pienso que esto también pasara...

Nota personal: debo recordar que tengo buenas razones para no subirme a los juegos mecanicos. =)